divendres, 31 de desembre del 2010

Una mirada de nuestro proceso conjunto



Las siguientes son las notas de la charla abierta de Fernando A. García en el local del equipo de base Rebelión Humanista de La Comunidad para el Desarrollo Humano (Frías 262, Buenos Aires), el sábado 28 de agosto de 2010. Está basada en conversaciones con nuestros amigos de India en julio del mismo año.


Es mucho lo que puede decirse sobre nuestro proceso conjunto, y por cierto que una descripción que pretenda ser completa excedería el marco de esta breve charla. Asimismo, son muchas las ópticas que pueden usarse para esto, y más numerosas aun las interpretaciones que pueden existir. Como no podría ser de otra manera, este será un relato a grandes rasgos, en base a una de las miradas posibles acerca de nuestro proceso conjunto. Uno de los intereses que me motivan es intentar dar una panorámica de tal proceso que ponga algunos aspectos importantes en una relación coherente e integradora, destacando la intención que le da dirección a futuro. Para quienes deseen más precisiones, las fuentes en las que me baso están al alcance de todos en nuestra bibliografía y, en particular, los remito al sitio http://silo.net/.

El surgimiento y desarrollo de lo nuestro no se explica exclusivamente en función de sí mismo, sino que siempre se lo ha explicado en relación a la situación y proceso del medio psicosocial.

Desde el alba de la historia humana, las civilizaciones surgieron, se desarrollaron y declinaron en un relativo aislamiento. A lo largo del tiempo los contactos entre ellas fueron aumentando gradualmente. Así los pueblos y sus culturas se relacionaron entre sí básicamente por el comercio, la guerra, la conquista y la migración.

La tecnología fue impulsando tal comunicación e interacción de manera lenta pero incesante, y esto se fue acumulando y acelerando en el transcurso de los siglos. En este ultimo siglo ya no queda pueblo o cultura que pueda quedar aislado del resto en este proceso de mundialización. El mundo se está haciendo uno. Todos los pueblos y culturas están interrelacionados e interconectados en una red planetaria. Esta condición única en la historia de la humanidad, y su correlato en la conciencia, hace que estemos cerca de un salto hacia un nuevo paso evolutivo del ser humano.

Pero esto no está ocurriendo sin problemas. Las crisis de cambio también pueden estar acompañadas por erupciones de violencia de distinto tipo. Las guerras convencionales, los accidentes nucleares, los desbordes sociales, las guerras civiles, las secesiones, el colapso de sistemas financieros y productivos, interrupción de los servicios básicos (agua, electricidad, transporte, etc.), y mucho desequilibrio mental e incluso suicidios: nada puede ser descartado en una situación mundial inestable que nadie controla.

¿Qué podemos hacer nosotros para evitar esto? Casi nada. No tenemos ni los medios ni el poder de evitar estos desafortunados eventos. Son parte integral de la agonía de un mundo deshumanizado. Sin embargo, dentro de condiciones limitadas, podríamos tener una cierta influencia que puede impedir o disminuir casos de violencia. De todos modos, nuestro objetivo principal no es sostener o emparchar un sistema violento que se cae por sí solo, sino intentar convertirnos en guías positivos en la transición hacia un nuevo mundo.

Los individuos en su ciclo vital van creciendo, pasando de una etapa vital a otra, y cada cambio de etapa vital es acompañado por una crisis. Esto se debe a que hay un cambio de necesidades de desarrollo. Lo viejo ya no funciona, mientras que lo nuevo aún no está consolidado. La transición de una etapa a otra es en cierta medida dolorosa, porque mientras lo antiguo ya no nos resulta atractivo o ya no funciona como antes, lo nuevo todavía es incierto o incipiente. Aun cuando se estuviera apegado a lo antiguo, el cambio es inevitable. El ser humano en esa transición tiene un pie apoyado sobre cada etapa, la vieja y la nueva. Esta posición es inestable ya que la brecha entre las dos etapas tiende a crecer inevitablemente, no dejando más alternativa que abandonar el pasado.

Hoy en día, así como sucede con los individuos, también los pueblos y las culturas están atravesando un proceso de cambio global y acelerado. Van perdiendo su identidad original al incorporar modelos, productos y usanzas que se originaron en paisajes ajenos. Lo viejo ya no funciona, mientras que lo nuevo es aún imperceptible o dudoso. El mundo viejo ha desaparecido, mientras que el nuevo sólo puede ser entrevisto o anhelado. Nada de lo viejo puede dar una respuesta mundial para construir el futuro que se avecina, ya que lo viejo fue formado en el pasado y fue parte integral del mismo.

Como ocurre con los cambios sistémicos, será inútil pretender que se produzca el cambio emparchando lo viejo, o por un humanitarismo que no acomete la raíz congénita de la violencia, o por reciclar lo viejo presentándolo como si fuera nuevo. También será inútil la ilusión de que una organización, partido o gobierno del mismo sistema pueda cambiarlo integralmente en su raíz. El sistema violento deberá necesariamente desarticularse para dar lugar a lo nuevo que se diferencia esencialmente de él.

No se logrará gestar lo nuevo a partir de una sensibilidad vieja, de una forma mental o mentalidad obsoletas, que han sido la esencia de lo viejo y que, precisamente, son las que llevaron al sistema a su necesaria etapa de agotamiento y fracaso, no sólo en la organización social sino, y sobre todo, en el corazón de los hombres y mujeres buenos.

Como ocurrió antes en la historia de la humanidad, una nueva civilización será preanunciada por el alba de una nueva espiritualidad. Esta nueva espiritualidad será el germen del nuevo mundo que luego empezará a percibirse y tomar forma. Pero para que este germen crezca y fructifique deberá ser una verdadera espiritualidad.

¿Qué es la verdadera espiritualidad? La verdadera espiritualidad, como el sentimiento religioso, no depende de templos y sacerdotes, de los dioses y sus estatuas. Una persona puede ser espiritual sea que crea o no crea en dios, sea que adhiera a un credo en particular o no. Como explicó Silo, la verdadera espiritualidad “no es la espiritualidad de la superstición, no es la espiritualidad de la intolerancia, no es la espiritualidad del dogma, no es la espiritualidad de la violencia religiosa, no es la pesada espiritualidad de las viejas tablas ni de los desgastados valores”.

La verdadera espiritualidad es tratar de mejorar como seres humanos, al tiempo que ayudamos a que otros mejoren como tales. Mejorar como seres humanos significa, en primer lugar, superar el dolor y el sufrimiento en nosotros mismos y en los demás; significa superar la propia violencia y rebelarse ante la violencia que nos rodea. Pero no se agota con esto. Mejorar como seres humanos significa también aprender sin límites, es amar la realidad que construimos: es humanizarnos y humanizar, develando el Sentido más elevado de la vida. Y la fuente de la sabiduría y la inspiración para todo esto, no está alejada de nosotros; sino que está en la profundidad más íntima de nuestra propia conciencia.

Esta nueva espiritualidad es la única manera de salir de la crisis por la que el mundo está pasando. El cambio del que hablamos no podrá surgir de ningún movimiento u organización sin una nueva mística social, sin una nueva espiritualidad que aliente e inspire un cambio esencial y verdadero. En otras palabras, el cambio sólo podrá surgir de lo que no es sistema.

¿Pero de quiénes surgirá esta nueva espiritualidad? Solamente de los seres humanos espirituales que puedan mostrar un nuevo rumbo después que el sistema deje de funcionar y deje lugar a algo nuevo. Y nuestra Obra común, lo que también estamos haciendo en conjunto, es convocar a todos esos seres humanos espirituales de todos los pueblos y culturas, de todas las ocupaciones, de todas edades y géneros, etc. Son quienes ya resuenan con la nueva sensibilidad naciente.

¿Y cómo es que hemos estado y estamos haciendo eso? Hacia el año 1998, el Movimiento Humanista había completado su formación. Desde 1962 hasta 1974, pasó por una etapa en la que uno de los objetivos principales fue reunir un grupo de individuos con suficientes elementos como para lograr que ese movimiento naciente se diferenciara del medio, haciéndose fuerte y creciendo. Fue llamada "etapa de minorías". De 1974 a 1986, el enfoque principal era formar equipos de personas, llamados "estructuras", que tuvieran mayor capacidad organizativa para la acción conjunta. Fue llamada "etapa de cuadros". Por último, de 1986 a 1998, el énfasis cambió a fin de suministrar a esas estructuras los medios y la experiencia mínimos como para influir sobre grandes números de personas. Fue llamada "etapa de masas". Fueron tres grandes etapas de 12 años cada una.

Después de 36 años de proceso, con gran desarrollo y una gran experiencia adquirida, el Movimiento Humanista se convirtió en un cuerpo completo con capacidad de llevar a cabo una amplia gama de actividades a escala mundial. Quedó así dotado de una organización, de una doctrina, y de organismos para la acción en campos específicos del quehacer social.

Luego que dicho proceso llegó a su síntesis en 1998, las palabras de Silo en Punta de Vacas el 4 de mayo de 1999 inauguraron una nueva etapa de lo nuestro y preanunciaron la nueva espiritualidad naciente. De allí en más, el Movimiento Humanista deberá avanzar expresando una nueva visión, una nueva sensibilidad, y una nueva espiritualidad en los campos específicos de lo político, lo social, lo cultural, etc.

Poco después, Silo puso en marcha otras dos nuevas expresiones de esa nueva espiritualidad que crearon una nueva “diferenciación” (en sentido metódico) para seguir avanzando en el proceso creciente de lo nuestro. Y esto lo hizo en base al desarrollo de aspectos que eran parte integral del surgimiento histórico de lo nuestro: el sentimiento religioso y los trabajos sobre la propia conciencia para el contacto con Lo Profundo. Si en el origen mismo de lo nuestro la “Arenga de la curación del sufrimiento” anunció nuestra Obra por el cambio social, “La Mirada Interna” anunció nuestra Obra por el cambio personal. Ambos términos siempre fueron considerados indisolubles y siempre estuvieron presentes, aunque por momentos se pusiera más el acento en uno que en otro.

Surge así La Comunidad de "El Mensaje de Silo" como expresión de la nueva espiritualidad. Esta fue lanzada en 2002, cuando fue publicado su libro: "El Mensaje de Silo". Expresa la nueva espiritualidad en una manera muy simple y concisa, pero con una mística muy fuerte y de gran proyección social. Esta nueva espiritualidad no se presenta de manera dogmática ni excluyendo credos o culturas, sino como terreno en común para todos los seres humanos. Se trata de un nuevo estilo de vida personal y social. Se trata de experiencias profundas que hacen aflorar lo mejor de uno mismo y de la relación con otros, y que luego son compartidas con todos sin distinción. Los aspectos organizativos y las formalidades son mínimos, permitiendo que millones participen con el grado de compromiso que deseen asumir. Todo el que así lo desee puede ser "Mensajero", difundiendo "El Mensaje de Silo" donde quiera y del modo en que lo considere adecuado.

Para aquel entonces, la Escuela ya había empezado a manifestarse con los trabajos iniciales de las Disciplinas. Aquellos que completaron estos trabajos se integraron a la Escuela, haciéndose así Maestros de sus respectivas Disciplinas. Inicialmente unos pocos, se fueron multiplicando hasta llegar a ser centenares en este momento en que estamos hablando. La Escuela es el ámbito que habilita para un acercamiento muy profundo y sistemático a los temas espirituales. Las experiencias y conocimientos de los Maestros son expresados a través de una inspiración profunda que impulsa su acción desinteresada hacia el mundo. También toma la forma de contribuciones escritas sobre temas muy variados, pero relacionadas con las posibilidades más elevadas de la conciencia humana y las direcciones más positivas y concientes para la vida personal y social. Aunque a veces las expresiones que usan podrían resultar muy abstractas o difíciles de aprehender por el ciudadano promedio, esos trabajos luego son traducidos en términos más sencillos de aferrar e implementados para beneficio de todos. Estos trabajos darán fundamento a la cultura de una nueva civilización.

En resumidas cuentas, esas tres expresiones de la nueva espiritualidad que se van definiendo a partir de 1999 surgen diferenciadas entre sí, pero se van relacionando cada vez más en una nueva etapa de 12 años. Hacia el 2010 ya aparecen como una nueva síntesis de proceso, convergiendo en una Obra mayor que las comprende, dándoles dirección y sentido.

Nuestra Obra común queda dotada de los elementos necesarios para ser el germen de la primera civilización planetaria en este nuevo salto evolutivo de la humanidad. La Escuela, como centro de gravedad desde el que irradia la traducción del contacto con lo Profundo, capaz de proveer significados, sentidos y respuestas que no provienen de las fuentes habituales de la conciencia. La Comunidad de “El Mensaje de Silo”, como expresión simple y profunda del sentimiento religioso capaz de inspirar universalmente a millones. El Movimiento Humanista, como nuestra traducción e implementación ideológica y organizativa de esa nueva espiritualidad en diversos campos específicos del quehacer social. Aunque con características propias, no obstante su esencial identidad, estos tres se moverán ahora de manera sinérgica y convergente. Cada una de ellas es necesaria para la otra, y ninguna de ellas por sí sola podría lograr el objetivo común.

Esta síntesis de la que hablamos también se está expresando entre nuestros amigos, quienes expresan la nueva espiritualidad, conjugando en si mismos la acción por la transformación social en simultaneidad con el trabajo por la transformación personal.

Esas tres expresiones de la nueva espiritualidad tienen sus propios lugares para sus actividades específicas; pero también convergen en un lugar físico llamado "Parque de Estudio y Reflexión." Los “Parques de Estudio y Reflexión” son muchos, y están diseminados por todo el mundo. Los amigos de la Escuela, de la Comunidad de "El Mensaje de Silo", y del Movimiento Humanista, encuentran en los Parques un lugar en común para sus reuniones, retiros, talleres, ceremonias, encuentros, etc.

No sólo los Parques funcionan como lugares apropiados para la expresión conjunta de la nueva espiritualidad; sino que están destinados a ser centros desde donde irradiar referencias y contribuciones positivas hacia el medio social circundante. Por ejemplo, una contribución positiva está representada por los trabajos de nivelación y de Disciplinas que son presentados a quienquiera en los Parques. Estos, así como los tres ámbitos de lo nuestro, marchan ya hacia una nueva etapa de descentralización y autonomía operativa sin precedentes.

Los movimientos y las organizaciones son subsidiarios del espíritu que les da dirección y las alienta. En tal sentido, no hay recurso organizativo que pueda suplantar la falta de calidad interna de sus integrantes. Así, lo nuestro sólo se desarrollará y cumplirá su cometido gracias a la existencia y desarrollo de la nueva espiritualidad. De lo contrario, quedará como un noble intento inconcluso. Cuanto más crezca todo lo nuestro en número y calidad; en particular, cuantas más personas tengan acceso a los trabajos de Escuela, más altas serán las probabilidades de poder hacer nuestro aporte durante esta transición crítica de humanidad en su nueva etapa.

En otras palabras, a través de las diferentes expresiones y desarrollo de la nueva espiritualidad, intentamos demostrar una manera constructiva de apuntar hacia el mejor desenlace posible de la crisis actual. Intentamos convertirnos como conjunto en verdaderos guías espirituales de la humanidad. Y quizá basten algunos pocos para que con su conciencia fuertemente inspirada desde Lo Profundo se pueda dar un vuelco positivo de dirección a la Historia. Si lo conseguiremos y en qué medida, es algo que habrá que ver; pero en todo caso es una acción válida digna de ser intentada. Éste es nuestro objetivo general. No hay ningún otro plan aparte de esto. Este explica la importancia crucial de apoyar los Parques y los trabajos de Escuela, en particular, y de apoyar toda nuestra Obra en general.

Para finalizar, cabe señalar que todo esto constituye la gran Obra de su fundador, Silo, guía espiritual de los nuevos tiempos.

Fernando A. García. Buenos Aires, 28 de agosto de 2010.

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dimarts, 21 de desembre del 2010

Características de una etapa prerreligiosa


Las etapas prerreligiosas son confusas, podemos comparar en sus características al núcleo de ensueño de los individuos cuando se está transformando: Siente que busca otra cosa pero aún no ha muerto el sistema de intereses del que proviene. Las cosas importantes las considera pero ya no motivan. No se ha terminado la etapa anterior y la nueva no se reconoce aún. Es la etapa interna en la que se vienen abajo cosas. Las valoraciones cambian, las propias prioridades cambian.

Se buscan cosas que no se sabe qué son y además se sabe que las cosas de atrás no son.

En estos fenómenos prerreligiosos se tiene la experiencia de que la voluntad personal no es suficiente.

El ciudadano común frente a tanta inestabilidad y cambio encoge los hombros y dice: ¿Qué puedo hacer yo?

Se puede estar de acuerdo o no, pero la sensación es que nada se puede hacer.

Es una etapa post-revolucionaria, etapa a la que Ortega llamó brillantemente: "Etapa del alma desilusionada"."El ocaso de las revoluciones".

Es la etapa en que aquella fuerza de transformación, voluntad de cambio y de acción que terminaron produciendo resultados por el compromiso de las personas ha perdido sentido.

Y cuando el ciudadano común expresa: ¿Qué puedo hacer yo? ,él no comprende por qué lo dice, el no sabe que está asistiendo históricamente a los últimos momentos de la voluntad real de cambio.

Cuando grandes masas humanas sienten que hagan lo que hagan todo va a seguir igual (no porque sea así, sino que lo sienten así). Cuando grandes masas pierden la voluntad de acción y de cambio. Cuando se pierde la fe en sí mismo y la fe en los demás. Es porque claramente estamos entrando en una etapa donde han cambiado (son otras), las fuerzas que mueven todo y producen los cambios. Estas otras fuerzas son anónimas, cada vez más anónimas. Antes las fuerzas eran identificables, se sabía la institución, el partido político, el grupo político y se lo ubicaba en países y ciudades. Se veían cómo operaban estas fuerzas, cómo crecían, cómo se extendían, qué negocios montaban, cuántos diputados ponían. Estas fuerzas eran identificables.

Ahora son anónimas, universales, polícéntricas, multinacionales, raciales, étnicas, culturales, lingüísticas. Son grandes fuerzas globales que coinciden con el momento de globalización del planeta.

Estas nuevas fuerzas surgen y se abren paso. Son difíciles de controlar e identificar.

¿Quién controlará estas fuerzas? ¿Los estados nacionales?. Entonces estas grandes fuerzas destruirán a los estados nacionales.

Por ejemplo: ¿Qué es el Fondo Monetario Internacional? ¿Qué son las multinacionales?, sino fuerzas poderosas con cientos de seudópodos adaptados a distintos medios.

Todas estas nuevas fuerzas son incontrolables para las estructuras de la etapa anterior.

Las estructuras de la etapa anterior son estructuras "como si " , es decir: como si los gobiernos gobernaran, como si los políticos decidieran, como si los formadores de opinión influyeran. Las estructuras anteriores son en esta época la máscara vacía del gran "como si" en el que ya nadie cree.

Estas fuerzas por su magnitud y anonimato se separan de la percepción del ciudadano común. Son fuerzas raras, operan, actúan y tienen poder instrumental.

Esta es una etapa histórica confusa y trágica, es una etapa prerreligiosa En las épocas prerreligiosas la gente tiene registro de como se mueven las cosas.

Como el ciudadano común registra fácil la acción de esas fuerzas, puede también a nivel económico, social y político, también puede hacer un traslado de percepción, de registro a otros campos.

Se supone que así como hay fuerzas invisibles que mueven la economía, la sociedad, lo político, también debe haber otras fuerzas mayores que nos controlan y que no las controlamos. Por lo tanto, se deberán usar procedimientos y ritos para conectar con esas fuerzas. Y por lo tanto, los que no conectan con esas fuerzas (dentro de esta enrarecida concepción) no se salvarán. Así que alucinatoriamente se empieza percibir en el campo personal un plato volador, a buscar palabras mágicas , surgen inquietudes como el buscar realizar ciertas operaciones instrumentales para ser telépata , como comprender las leyes numéricas que controlan situaciones ,como adelantarse a acontecimientos imprevisibles. Como consultar los grandes objetos sólidos , estáticos, milenarios que permanecen. Por ejemplo: las estrellas, las pirámides que han visto pasar pueblos y ejércitos. Cosas permanentes, que aguantan el paso del tiempo, que se resisten al cambio. Como utilizar las cosas que vivieron tanto tiempo, para calcular el destino humano.

En estos fenómenos mundiales de globalización surgen los grandes centros de succión humana: Esas ciudades en donde gentes de diversas condiciones culturales, etnias, lenguajes; llegan a centros de succión de masas urbanas.

De todos esos millones, algunos se ubican en otras periferias que siguen succionando y concentrando gentes de diferentes ubicaciones.

Surgen grandes ciudades, heterogéneas, mundiales, en donde hay barrios que son maquetas que van desde la regulación alimenticia, vestido, costumbres, códigos de relación y formas religiosas.

Estamos hablando de grandes ciudades mundiales heterogéneas desestructuradas, no de grandes ciudades mundiales homogéneas tipo Tokio y además estructuradas. Hablamos de grandes ciudades mundiales heterogéneas desestructuradas y absorbentes, de un crecimiento permanente. En estas grandes ciudades mundiales heterogéneas y desestructuradas se mezclan los códigos de las diferentes culturas y sociedades y surgen muchos cultos y fenómenos inspirados por esas corrientes migratorias, formándose en su interior complejas formas de relación que chocarán con los modos de vida y creencias de las estructuras anteriores.

Todas las estructuras anteriores retrocederán ante la proliferación de formas nuevas y cada una de estas formas nuevas en su medida lucharon para ganar un espacio.

En estas épocas prerreligiosas, cuando se forman o configuran códigos mezcla de cosas que no encajan, se puede pesquisar de donde viene (para descartar su novedad).

En la decadencia del Imperio Romano cuando se acentuó el vacío de contenido religioso, llegaban de todas partes, submezclados cualquier cosa: magos, astrólogos, curanderos,... y cada uno preocupado por ganar espacio frente a lo establecido, lo cual retrocede continuamente.


LAS CARACTERISTICAS DE LAS ETAPAS RELIGIOSAS

En las épocas religiosas se pasa al encauzamiento de esas formas heterogéneas, hacia otras no tan particulares, no tan desestructuradas que forman parte de un sistema que se pretende más global.

Este hecho le da un carácter netamente religioso.

La globalidad del nuevo sistema produce la absorción de todas las partes incoherentes del sistema anterior. Por ejemplo: Los diosesitos de un sistema desestructurado se vuelven santos particulares de un sistema global mayor.

Estas formas globales en su proceso, conectan al individuo con el proceso social que está manejado por fuerzas globales.

La intuicion individual es que en el hombre promedio se está celebrando la misma batalla que en los cielos.

Malos y buenos, buenos y malos, ascensos, descensos y caídas.

En esta etapas las fuerzas religiosas impulsan la dinámica social. no son etapas revolucionarias, pero se está en presencia de fuerzas religiosas de carácter social, con interés no sólo religioso. Este fenómeno conecta el destino individual con la sociedad. Es la irrupción de fuerzas globalizantes. No es época de creencias establecidas. No es una época en donde se pueda decir: La vida política es política. La vida social es social. La cuestión personal es personal. No es época de diferenciación sino de mezclas.


Lo desestructurado de otras épocas se integra. Lo personal, social, religioso, económico y político son parte de un mismo paquete, que va en una misma dirección.

Lo separado logra la unidad. Lo fragmentado, falto de relación, lo desestructurado y segmentado, etc., todo esto se integra en una misma globalidad.

Lo social, individual, económico, político y religioso toman una misma dirección.

Se integra todo lo desestructurado anterior. Los integrismos no admiten la separación ni la desestructuración que es parte de la etapa anterior prerreligiosa.

Lógicamente, desde el punto de vista de los trágicos, aparecen todas estas fuerzas como una vuelta al pasado. Esta afirmación está basada en un esquema evolutivo de la historia, que se supone sin justificación y que le da a la historia una dirección de progreso permanente e incesante y que tiene que ir en una dirección de desarrollo de la ciencia y de la razón, y si lo que ocurre no se ajusta a estos parámetros sociológicos, se afirme entonces que estas fuerzas son regresivas.

Estas fuerzas que abren una nueva era, sí tienen algo de primitivo y es porque abren un nuevo proceso, es decir, son lo primitivo del futuro, no son lo primitivo del pasado.

Las épocas religiosas son las etapas primitivas de una nueva era y de una nueva civilización. Y sucede entonces que por dentro de los individuos y más allá de la cosa externa, ritual y periférica, nuevamente se reconecta esa gran correntada en la que las individualidades comienzan a navegar nuevamente y empiezan a registrar la unidad que da esa nueva causa, esa empresa común.

Empieza a sentirse la fuerza de un nuevo espíritu.

Así un nuevo espíritu comienza a soplar; lógicamente desde etapas muy primitivas.

La situación actual es insólita porque por primera vez estamos asistiendo al surgimiento de una civilización universal global.

Estos son fenómenos globales y estos tienen epicentros. En estos epicentros se producen e irradian fenómenos.

En la situación de las grandes ciudades mundiales, desde ahí veremos la irradiación de fenómenos extraños que aunque vengan de otros puntos se catapultan ahí.

Así que en un fenómeno religioso, lo irrelevante de su punto de origen es fuertemente amplificado en las ciudades mundiales heterogéneas desestructuradas.
NOTAS DE UN CHARLA DE SILO CON ENRIQUE NASSAR EN ENERO DE 1993 EN Bs aS

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dimarts, 7 de desembre del 2010

La aparición del conocimiento en la corte del Rodolfo II



"Faros de la Humanidad" es una serie de documentales que se encuadran dentro de un conjunto de actividades orientadas al acercamiento entre pueblos de diferentes culturas, tomando como base los aportes más positivos de cada una de ellas.

De acuerdo a esto, hemos acometido la tarea de investigar y difundir lo que llamamos momentos humanistas en la historia, que se caracterizan, entre otras cosas, por un rechazo de la violencia, una apertura hacia otras culturas y por un amor al conocimiento y su avance más allá de las verdades establecidas.


"La aparición del conocimiento en la corte del Rodolfo II" saca a la luz un acontecimiento histórico que desconcertantemente ha sido casi olvidado en el discurso de la historia oficial.

En la Praga del siglo XVI vivió el emperador Rodolfo II (sobrino de Felipe II). Este inusual emperador dejaba las cuestiones territoriales y las luchas religiosas en un segundo plano para dedicarse al desarrollo de las ciencias y de las artes. Bajo su mecenazgo se produjo la mayor concentración desde el punto de vista del conocimiento en esa época.

Contando con el apoyo del emperador y muchas veces refugiándose de las persecuciones religiosas, pudieron desarrollar su trabajo personajes como Kepler.

Este video nos presenta un modo de conocimiento, expresión del renacimiento tardío, donde la religión, la ciencia y el arte se funden en la búsqueda de una comprensión profunda del mundo y de la vida. En este ambiente intentaban progresar concepciones y actitudes superadoras de los antagonismos religiosos que llevaron poco después a Europa a una destrucción extrema.

Ni la línea de pensamiento, ni la sensibilidad, ni la actitud de tolerancia del ambiente rudolfino fueron los que se impusieron inmediatamente después y durante siglos, su imagen fue repetidamente denostada. Sin embargo, a partir del siglo XX se reconsidera con nuevos ojos reivindicando sus valores culturales, artísticos y espirituales.

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